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Mente Positiva

Una historia positiva es contagiosa

 Escrito por  Cecilia Valladares

Así es! Cuántas veces te ha pasado que motivaste a tus amigos, familia o compañeros de trabajo con esa historia positiva que nunca olvidas ni dejas de transmitir?

Porque las emociones se contagian y es nuestra responsabilidad guiarlas porque pueden meternos en problemas o bien darnos la oportunidad de ser más humanos. Todo depende de cuán conectados estemos con ellas.

Entonces intentemos pensar en ¿cómo reaccionamos ante las circunstancias que nos tocan vivir?

Cada uno de nosotros elige la forma en la que atiende a las cosas. Y entonces sólo aquello a lo que le ponemos atención nos parece real, mientras todo lo que ignoramos  parece desvanecerse en la insignificancia.

Pero, para complejizarlo un poco, estas maneras de atender al mundo exterior no siempre son conscientes. Sino que, por el contrario, son inconscientes y están condicionadas y determinadas por nuestra forma de ser y estar en el mundo.

Piscológicamente podemos hablar sobre la conformación de nuestro Yo a partir de una identidad que le permite adaptarse al mundo exterior. Esta identidad se transforma en nuestra máscara. Y ésta se va estructurando en base a las experiencias individuales, los vinculos, la cultura.

Pero más allá de cuestiones psicológicas profundas, aquí me interesa destacar el valor y peso condicionante que tiene esa identidad en nosotros para percibir un valor positivo o negativo en las cosas que nos pasan. 

¿Escucharon la frase “hay tantas realidades como corazones”? Para mí es una regla de convivencia. Cuando entiendo que no conozco la realidad como tal sino mi descripción de la realidad, mediada por el lenguaje y mi interpretación mental del mundo físico, me encuentro con más posibilidades de tener la apertura necesaria para cuestionar mis verdades absolutas. 

Y la pregunta del millón es seguramente ¿dónde están esas verdades absolutas?. Están en nuestra mente, en la psiquis, en nuestro mundo emocional.

Mihaly Csikszentmihalyi, Profesor de psicología de la Universidad de Claremont (referente de la psicología positiva y especialemente del concpeto de FLOW), dice: “A lo que prestamos atención, y cómo prestamos atención a eso, determina el CONTENIDO y la CALIDADde nuestras VIDAS”. 

Y aquí son clave los conceptos de modelos y narrativas mentales y diálogo interno. Más adelante los iremos desarrollando. Por ahora les propongo seguir pensando en esto del contagio de las emociones.

¿Cómo hacer que una historia positiva nos contagie o contagiar nosotros con una historia positiva? Necesitamos como dije en párrafos anteriores, de una actitud de compromiso y apertura mental y la disposición a conectarnos con nuestro mundo emocional.

Dejarnos inspirar, inspirar a otros, en definitiva tener un estilo optimista es el resultado de practicar el desapego a nuestros propios pensamientos a medida que los vemos desde otra perspectiva. El famoso cambio de mirada, pero con compromiso, desde nuestra interioridad.

Philippa Perry (Psicoterapeuta, periodista y autora del libro How To Stay Sane  “Cómo mantenerse sano”) nos dice que “no es mucho lo que puedes hacer con respecto a otra gente…el pesimismo es tu mayor problema”.

Tenemos que mirarnos a nosotros mismos e identificar esos pensamientos limitantes. Esas creencias que sostienen nuestras verdades y en el fondo un estilo pesimista de contarnos o explicarnos lo que nos pasa.

Martín Seligman (psicólogo y reconocido padre de la Psicología Positiva), dice: “La vida inflinge los mismos contratiempos y tragedias tanto en el optimista como en el pesimista, sólo que el optimista lo resiste mejor”. 

Sabemos que el optimismo es el camino más saludable. En contraposición con el pesimismo, que como estilo de vida, provoca una salud físico mental mucho más frágil. Vivimos más ansiosos, deprimidos, estresados.

La ciencia viene demostrando que un minuto de pensamiento negativo deja el sistema inmune (nuestras defensas), durante unas horas, en una situación delicada debido a la tensión física (mayor producción de cortisol) y emocional (más reactivos, vulnerables y sometidos).

Facundo Manes (neurocientífico argentino) Tweeteo 19 Set. 2018, “Los humanos somos los únicos seres capaces de aumentar nuestro propio sufrimiento, por ejemplo, a través de los pensamientos distorsivos. La buena noticia es que también tenemos la habilidad de poder potenciar nuestro bienestar”.

Volvamos entonces a las emociones y su poder de contagio.

Una de las cuestiones en las que siempre hago hincapié por su sutileza y poca atención que les prestamos, es que cuando nos vinculamos con otros nos vinculamos con su mundo emocional, desde nuestro mundo emocional. Se produce si se quiere un intercambio emocional que, a veces fluye y otras veces entra en conflicto.

En este encuentro de mundos emocionales  se representa una parte esencial de lo que cada uno es, de su ser. Pero el problema aparece cuanto interpretamos una realidad como amenzante y entonces ahí se activan nuestras emociones compitiendo por tomar el control de nuestras acciones.

De esto se desprende la importancia de asumir que así como nosotros, los otros con quienes nos vinculamos tienen también sus emociones, creencias, pensamientos y modos de estar en el mundo y, lo defienden y se defienden.

Algunos de los mecanismos psíquicos más comunes cuando interpretamos lo que nos ocurre es la identificación o la negación. 

Sin el ánimo de entrar en cuestiones más técnicas, hago referencia a ellos porque cuando nos quedamos pegados a hitorias negativas, pensamientos limitantes o distorsivos y algunas emociones que no se transforman en fuerza creadora, estamos identificados. Es decir hay algo en esas circunstancias en la que nos reconocemos.

Y en el extremo opuesto está la negación. Dejamos en manos de las emociones nuestras acciones. Nos invaden pero poco podemos hacer por ellas porque negamos su incidencia en nuestra percepción del mundo. Esto es también limitante y nos aisla de toda posibilidad de dialogar y reconocer en nuestras emociones la posibilidad de transformación.

Entonces y para ir terminando, quiero decir que el camino de crecimiento personal incluye la autoobservación para estar conscientes del potencial interno que cada emoción condensa en lugar de dejarnos llevar por el impulso ciego del instinto que se expresa en una emoción.

Les dejo esta última reflexión y les recomiendo ver el video que está también subido en materiales.

El contagio emocional es la mutua influencia emocional que se produce en cualquier vínculo. 

“Las emociones se contagian como un virus” dice Elsa Punset. Influimos y somos influenciados a modo de “peste”. Una expresión dificil para estos momentos pero bien gráfica para entender con la eficacia que podemos infuir en el otro y en nosotros mismos.

Además queda bien claro que esta “peste” puede ser positiva y potenciarnos o puede ser negativa y tóxica al punto de vampirizar nuestra energía (Oscar Anzorena en su libro “Maestria personal).

Trabajemos en nosotros mismos con el compromiso de observarnos sin juzgar, con amor para reconocer en nuestras emociones la potencia para transformarnos y ser más humanos en la búsqueda del bienestar.

Entonces contagiemos emociones positivas, pero para que esto suceda tendremos que revisar nuestras historias, eso que decimos que nos pasa y con qué estilo explicativo lo narramos. Tendremos que entrenar nuestra mente en esta dirección.

Dinámicas sugeridas:

Armá tu propio muro optimista en familia.

Jugá organizando algunas consignas divertidas pero profundas que favorezcan el contagio emocional.

Lectura sugerida

  • Martin Seligman, Aprenda optimismo – Editorial Atlántida 2011
  • Daniel Goleman, Inteligencia emocional – Ediciones Vergara 2004
  • Elsa Punset, Felices – Editorial Planeta, Barcelona 2017
  • Oscar Anzorena, Maestría personal -Ediciones Lea – BsAs. 2015

Soy psicóloga, graduada de la universidad nacional de tucumán en 1994. Tiene un post grado en investigación de mercado y en comportamiento del consumidor en la universidad de buenos aires (UBA).

Hace una década aproximadamente, empece a formarme en el abordaje y gestión de las emociones. Me enfoqué especialmente en el estudio de la psicología cognitiva, psicología positiva y gestión emocional. Hoy me dedico al desarrollo de actividades de capacitación con contenidos orientados al entrenamiento emocional. Participé como docente en el dictado de una diplomatura en psicología positiva para extensión universitaria en UAI y UCES.

Actualmente curso el tercer año de formación en vocación humana, en la fundación dirigida por bernardo nante -decano de la facultad de filosofía, letras y estudios orientales de la universidad del salvador- donde profundizo mis conocimientos en filosofía, psicología y tradiciones espirituales. También allí me estoy formando en la práctica meditativa.

Ceci Valladares

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